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El sitio de exterminio del Cartel del Noreste en Nuevo Laredo es más grande que La Bartolina del Cartel del Golfo


El último sitio es mucho mayor que la Bartolina, estamos hablando de mucha necesidad, de mucho apoyo», dice Josefina de León, la madre buscadora de Tamaulipas que fue al sitio de exterminio de Nuevo Laredo, localizado esta semana en Tamaulipas.

El sitio -ubicado en las inmediaciones de Nuevo Laredo, en los linderos de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila– fue visitado por Karla Quintana, Comisionada Nacional de Búsqueda este 27 de septiembre, lugar del que dijo que podría ser un punto activo de cremación clandestina por el Cartel del Noreste que lidera Juan Francisco Treviño Chávez alias El Huevo.

Doña Josefina de León, directora de la Red de Desaparecidos en Tamaulipas A.C. comparte que ella fue al sitio, al cual entró en compañía de personal de la Comisión Estatal de Búsqueda y constató que sería de dimensiones mayores que La Bartolina en Matamoros.

La Bartolina es un ejido ubicado a 25 kilómetros de Matamoros cerca de la frontera con Brownsville, Texas en donde han sido localizados desde 2017 al menos 500 kilos de restos humanos.

De León destaca que la zona le indica por los hundimientos, puntos en los que se observa el paso del tiempo, restos del material utilizado para disponer los restos humanos, que habría de larga data y recientes pero «eso lo van a decir las autoridades en su momento a los familiares».


«Y en este caso en particular, en un contexto del que estamos hablando en donde convergen tres estados, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, en donde han desaparecido muchísimas personas de manera muy recurrente en los últimos meses de este año y de años atrás realmente es un hallazgo importante (…) tenemos que manejar prudencia por las familias», dice.

Esto, ya que la región tiene un contexto de inestabilidad en materia de seguridad la cual, una vez que se logré se debe permitir que las víctimas acompañen el proceso de recuperación de restos pero con prudencia para evitar que el sitio se convierta en un circo:

«Porque detrás de esa zona hay mucho dolor, muchas lágrimas, mucho sufrimiento, mucha impotencia, mucha injusticia, eso pesa más que cualquier cosa (…) imagínese aquel lugar plagado de periodistas, tenemos que tener mucho respeto con las personas desaparecidas y ser prudentes con sus familiares», comparte.

Y destaca que el descubrimiento de este sitio de exterminio debe ser un ejemplo de que se pueden encontrar más sitios, y que sí es posible sacar adelante la recuperación e identificación de los restos «porque la identificación, por las condiciones de un campo de prácticas de exterminio requieren mucho apoyo».

Además de generar información veraz -por parte de las autoridades- para los familiares de los desaparecidos, pues a ellos lo que les importa es que sus «amados tesoros» vuelvan a casa, retornarlos a su casa de manera digna y correcta.

La identificación y el esfuerzo por el otro

De León subraya que la localización del sitio de exterminio de Nuevo Laredo urge a redoblar esfuerzos para la identificación de los restos que se encuentran porque:

«Hay veces que se identifica una parte y sale un positivo y luego al año sale otra, imagínese lo que siente uno cuando le entregan cada año un pedacito de la persona. Eso es más doloroso».

Por lo cual ella, en los años que lleva en la búsqueda de campo enfatiza que su labor no sólo se centró en buscar los tesoros propios también los de sus compañeros:

«Vamos en busca de la paz de todo el mundo y eso se llama contribuir a la transformación de este país que es una fosa clandestina completa, un campo de exterminio completo».

197 sitios de exterminio…

A 9 años de comenzar su andar, la señora De León comparte que en su búsqueda ha realizado 197 hallazgos y/o visto el uso de técnica de cremación en unos lugares más grandes que otros pero «no por ello menos importantes que La Bartolina».

Y subraya que lo importante sería relacionar esos descubrimientos con el movimiento de grupos criminales, porque no todos ellos tienen como «política» quemar cuerpos, otros usan fosas lo que habla de diferentes grupos, épocas de la guerra y de diferentes autoridades a cargo:

«¿Cómo es posible que una quemazón de ese tipo no se huela ni se vea? El Estado permitió ese sitio».